viernes, 15 de febrero de 2013

La vida se abre camino


Cambio de planes. Las circunstancias me han obligado a cambiar la temática de mi entrada para esta semana. Tenía pensado preparar un post visual sobre los mejores disfraces que desfilaron en el carnaval extremeño de mayor éxito, el de Badajoz. Sin embargo, la novedad de adelantar el pasacalles de comparsas y disfraces a la mañana me dejó sin entrada. Nada más bajar del coche en la ciudad pacense, nos comunicaron que el desfile acababa de terminar. Así que, por el momento, solo me queda esperar al próximo año.Pero no os preocupéis porque Don Carnal no sea el motivo de mi entrada. A cambio, os traigo una maravilla de esas que deja la naturaleza.

Tras darle vueltas y vueltas. Se me ocurrió otra entrada con imágenes, principalmente. Y aquí la tenéis. Se trata de un viaje que he hecho en más de una ocasión: el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel. Allí apunta esta semana la aguja.

Hacia el humedal que tantas veces ha estado a punto de perder su título. Tantas como las que se ha sentido en peligro de extinción. La desecación del acuífero 23, el que le da la vida, lo ha llevado al límite de sus fuerzas.

Las escasas lluvias, la desecación del acuífero, y la transformación de los cultivos tradicionales por otros de regadío, fueron acabando con el encanto del parque. Sin embargo, después de mucho esfuerzo y trabajo para su conservación parece que la vida vuelve a abrirse camino en el corazón de La Mancha.



Las últimas lluvias han anegado algunas zonas del parque.
 
Antes esta barca estaba varada en la tierra seca. Ahora es posible navegar por el humedal.


Las pasarelas que recorren la zona dan la sensación de que anduvieses sobre el agua.


Algunos recorridos te llevan hasta el corazón de las Tablas.

 
 
En determinados tramos la vegetación abraza al viajero transmitiéndole una tranquilidad infinita.
En ocasiones, la vegetación se convierte en traje de camuflaje para el caminante y le permite apreciar una amplia variedad de especies animales y vegetales.

Observatorios, como el de la Isla de Pan, uno de los principales atractivos para turistas.


El humedal atrapa a grandes y pequeños.




Los animales son el mejor ejemplo de que la vida vuelve a abrirse camino de las Tablas de Daimiel.



El agua sirve de espejo, creando una perfecta sincronía entre el cielo y la tierra.
Espero que hayáis disfrutado de las vistas, tanto como lo hice yo al atrapar estas imágenes desde el objetivo de mi cámara. 

A disfrutar del fin de semana ¡¡Nos vemos la próxima semana!!

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