Cinco años dan para mucho. Cinco
años en Sevilla dan para muchísimo. Mi cometido durante ese tiempo era estudiar
pero tuve, por supuesto, momentos para captar la esencia de la ciudad andaluza
a través de todos los sentidos. Sus gentes, sus costumbres, su ambiente, sus
sabores… Y éstos últimos son los que os quiero presentar hoy. En concreto, los
de uno de mis lugares de tapeo favoritos en la capital de Andalucía. Os
presento La Taberna LosColoniales.
Y antes de nada adelanto que se
trata de un ‘low cost’, pero con una excelente selección de platos. Así que en
plena crisis no tenéis que preocuparos del precio para disfrutar de un buen
manjar. Imagino que los lectores sevillanos y algunos de los que hayan visitado
la ciudad conocen el lugar. Pero para los que tengan pendiente la visita os
recomiendo la taberna si queréis llenar la panza a muy buen precio.
Sí sí, como lo leéis: llenar la
panza. Y es que la tapa ronda los tres euros, al menos cuando yo frecuentaba el
lugar, porque probablemente el precio haya subido un poco. Pero no demasiado,
no os asustéis. Además se trata de una señora tapa. De esas que hay que
llamarlas de usted.
Os comento una curiosidad al respecto.
La primera vez que fui, lo hice con un amigo. Ambos éramos nuevos en el sitio y
a ambos nos lo habían recomendado por activa y por pasiva. Nada más sentarnos
comenzamos a leer y se nos hacía la boca agua con la descripción de cada plato.
Una vez decidido, llamamos a la camarera (recuerdo que era una chica, bastante
simpática) y le hicimos el pedido. Cuando íbamos por la mitad, nos interrumpió
para preguntar: ¿Es la primera vez que venís a la taberna? Afirmamos. Y ella
nos sonrió como pensando: vaya dos ‘atontaos’. Nos explicó que las tapas,
aunque fueran solo tapas, tenían un tamaño considerable. Y nos aconsejó sobre
qué comer y, por supuesto, el formato a elegir. Algo que agradecí enormemente
por mi economía y por mi bienestar intestinal.
Ahora es como si yo hiciera de
esa camarera dando consejos a través de la brújula para que, los que tengáis
oportunidad, disfrutéis de una excelente comida sevillana. En el menú hay de todo y para todos los
gustos. Pero yo os hago mis recomendaciones. Por supuesto, la estrella: el
solomillo al whisky. Muy típico en el tapeo hispalense. Alguna vez he visto
recetas y hay quien lo hace en casa, pero el sabor nunca es el mismo que el de
las tapas de Sevilla. Pienso que tienen un pacto para no revelar el secreto y
que continúe siendo un atractivo de su gastronomía. Pero no solo preparan el
solomillo al whisky, también al roquefort, la castellana, con almendras… y
siempre acompañado con patatas panaderas en platitos de barro.
Tapa de Solomillo al whisky |
Otro clásico de los coloniales
que no os podéis perder son sus tablas. Mi preferida es la se salmorejo, jamón
y huevitos de codorniz. Todo sobre pan de pueblo tostado. El precio de las
tablas suele rondar los siete euros, pero en ella pueden meter el tenedor más
de uno y más de dos. Por otro lado, aconsejo también el cuenco de salmorejo o
el roquefort dulce con moras… para untar. Un típico de Sevilla y, por supuesto
de los Coloniales, son los calamares del campo. No, no es pescado. Se trata de
aritos de cebolla y pimientos, pasados por harina y fritos. Buenísimo
aperitivo. ¿Se os ha hecho la boca agua? Yo ya estoy salivando.
Cuenco de salmorejo. |
Tabla ibérica y roquefort dulce con moras. |
En Sevilla hay dos tabernas
Coloniales. Ambas bastante céntricas. Una en la Plaza Cristo de Burgos y la
otra en la Calle Fernández
y González (paralela a la
Avenida de la
Constitución, la de la Catedral). Yo he frecuentado más esta segunda.
Quizá por esa coincidencia del nombre de la calle con mis apellidos.
El sabor de los platos
importantísimo, pero el trato de los camareros tampoco hay que olvidarlo. Y es
que, a veces, un camarero puede hacer que el mejor plato del mundo amargue. En
este sentido los coloniales son de sobresaliente. El trato y la rapidez de los
camareros garantizan esta nota. Además es muy habitual que te despidas con
alguna ronda de chupitos por cortesía de la casa.
Las horas punta de la comida y la
cena suelen ser clave. La afluencia de público es enorme, por lo que igual toca
esperar un poquito. Yo recomiendo acudir en torno a la una del mediodía o a las
nueve de la noche, si no quieres esperar una infinita cola. Aunque por otro
lado, la fila avanza bastante rápido y puedes esperar en la calle abriendo
apetito con una caña y un pincho.
He decidido que el postre no lo
tomo en los Coloniales. De hecho, nunca solía hacerlo cuando frecuentaba el
lugar. Vamos a caminar un poquito hasta la calle Zaragoza, pasando por Plaza
Nueva. Y es que en esa calle se encuentra otro de mis rincones favoritos. Una
heladería artesana: la Fiorentina. Hay
helados de todos los sabores, que además se adaptan a cada época del año. Ahora
que se acerca la semana santa y la feria los que os acerquéis podréis probar
helados de pestiños, torrijas e, incluso, de flor de azahar. Yo soy más de
clásicos y mi recomendación es: manzana verde y limón con hierbabuena. Una
mezcla irresistible.
Y aquí me despido por el momento, esperando que escuchéis la llamada de vuestros estómagos y disfrutéis de un excelente manjar andaluz.
Hola Marian! Creo que artículo es espectacular. No me cabe duda que tu vivencias se han parecido bastante a las mías. Yo viví en Sevilla "bastantes años" y creo que en todo coincido contigo. Sólo hay una cosa de tus palabras que me duele en el alma. No me parece normal que hayas olvidado a unos de los lugares con más encanto de toda la ciudad. Como no nombras al mejor bar y a las mejores tapas. Sólo te nombro el lugar y tu opinas: LA BALLENA !
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