miércoles, 15 de diciembre de 2010

Pintura

“No quiero que compren mis cuadros por lástima”
Pilar Porras Murillo, de 62 años y natural de Jaraicejo (Cáceres), padece una minusvalía desde su nacimiento. Este hecho la condujo a su actual lugar de residencia, el Centro de Atención a Minusválidos Físicos (CAMF), situado en la  pequeña localidad cacereña de Alcuéscar. Hace seis años que, animada por los monitores del centro, se aficionó a la pintura. Pilar, junto a otros residentes del CAMF, forma parte de la Asociación Internacional de pintores con la boca y con el pie, BocaPie, de la que ha recibido varios premios, y con la que colabora en la realización de calendarios o tarjetas navideñas, entre otros. Sin duda, Pilar constituye un claro ejemplo de superación y un modelo en el que fijarse. Por ello, se ha ofrecido a contestar a una serie de cuestiones para La Brújula.




-¿Cómo te decidiste a venir a vivir a este centro?
 Viví desde pequeña en Jaraicejo, en el seno de una familia humilde. Yo era la pequeña de cuatro hermanos y la única niña. La minusvalía que tengo desde nacimiento me impedía ayudar a mi madre en las labores del hogar, pero aún así lo hacía como podía en la medida de mis posibilidades. Recuerdo que mi madre me dejaba en casa, a veces, y dejaba el agua a calentar, cuando ella llegaba el agua nunca mermaba, porque yo con la boca siempre añadía cacitos de agua. Pero yo necesitaba vivir en un lugar en el que pudiera sentirme útil, fue entonces cuando mi marido que residía en este centro me habló de él y no dudé ni un segundo en venirme aquí con él.
-¿Cuándo y dónde descubriste tus dotes artísticas?
Llegué al centro hace trece años, dedicándome a coser con la boca, que era lo que siempre había hecho en casa. Pero aquí algunos residentes me propusieron pintar, y comencé a iniciarme en este arte, hasta el día de hoy. Al principio no me gustaban mis obras pero poco a poco, con la ayuda de profesores, fui perfeccionando la técnica.
-¿Cuánto tiempo llevas pintando?
Diez años. Desde el día que Manuel Mena (un compañero) me lo propuso, hasta el día de hoy.
-¿Qué tiempo dedicas a la terapia del taller de pintura?
Yo no lo llamo terapia, para mí es un trabajo, al igual que la costura. Lo mismo que un maestro tiene la obligación de enseñar, yo pinto. Por la mañana pinto con la profesora en el taller, por la tarde lo hago en mi habitación y los fines de semana pinto abanicos.
-¿Qué temas son los favoritos para tus obras?
La naturaleza, los paisajes naturales, ... Soy muy realista en mis obras.
-De todas tus obras, ¿cuál tiene un significado especial para ti?
Un lienzo de la virgen de mi pueblo tiene un significado especial para mí, por los recuerdos que me trae de mi tierra y porque fue mi marido el que me lo encargó por la devoción que tenía.
-¿Has recibido algún premio?
El mayor premio que he recibido es la satisfacción que me crea cada obra. No porque me sienta que lo hago bien, porque pienso que me falta mucho por aprender, sino por el reconocimiento del público. Aunque también aprendo mucho de las críticas.
-En tu faceta artística, ¿cuál ha sido el momento más satisfactorio?
El momento más satisfactorio fue un día que al regresar de viaje tenía un sobre enorme esperándome. Al leer su contenido se me cayeron las lágrimas, no lo podía creer: la Asociación Internacional BocaPie me concedió la Beca de Pintura. Se reconocía mi labor a nivel internacional.
-¿Cuáles son los requisitos para poder pertenecer a esa Asociación?
Pues el principal requisito es pintar con la boca o con el pie. Nosotros les mandamos obras y ellos las valoran y deciden  cuales les parecen mejores para incluirlos en calendarios y tarjetas navideñas. Además le concedemos a la asociación nuestro derecho de autor. Ellos nos exigen un mínimo de doce cuadros por año, aunque prefieren calidad en lugar de cantidad.
-¿De qué se sustenta la Asociación?
De los cuadros que venden, de los cuales un tanto por ciento es para nosotros. Y también a través de la venta de calendarios solidarios que hacen todos los años. A mí me han cogido bastantes obras para publicarlas en estos calendarios.
-Eres consciente de que alguien puede tacharos de “pobrecitos” cuando os ve pintar, ¿qué le dirías a esas personas?
Lo he oído muchas veces, aunque cada vez menos. Pienso que ellos son mas “pobrecitos”. De hecho, cuando nosotros hacemos una exposición nunca ponemos cómo se ha realizado el cuadro. No quiero que compren mis cuadros por lástima.
-¿Desde que conociste la pintura has vuelto a coser?
No, muy poco la verdad. Me arreglo mi ropa y nada más. La pintura me gusta más, y se reconoce más el trabajo que conlleva.
-¿Qué le dirías a esas personas que dicen “no puedo” ante algo desconocido?
Yo pienso que todo aquel que dice “no puedo” es porque no quiere. Aquí en el centro hay muchas personas que tienen manos y no hacen nada.
-¿Qué piensas de la eutanasia?
 No soy partidaria de la eutanasia. Estando en una silla de ruedas no se acaba la vida, se aprende a vivir con ello.


Fuente: Entrevista realizada por Mª Ángeles González Fernández

1 comentario:

  1. Este me gusta más aún, porque me parece formidable cómo ve la vida esta persona. Enhorabuena.

    Espero con ganas, el siguiente artículo

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